La economía enfrenta las consecuencias de la carencia de una contabilidad integrada entre lo monetario y las finanzas públicas.
Desde hace más de 40 años, el economista Ricardo Arriazu viene explicando la urgencia de disponer de una contabilidad integrada, inclusiva de los impactos monetarios, de la cuentas externas y resultados patrimoniales.
No obstante, diferentes analistas se focalizan en aspectos parciales y están advirtiendo sobre los potenciales riesgos del crecimiento de los instrumentos de deuda del Banco Central (la “explosión” de las Leliqs) y los déficits ocultos en el balance de esa institución por los intereses que se pagan por esa deuda (déficit cuasi fiscal). Miradas incompletas que urge integrarlas.
En 1982, en un trabajo con Alfredo Leone y Ricardo López Murphy, examinaron el tema de los “déficits ocultos”, las sorpresas de registrar deudas sin exponer los desequilibrios que las originaron (ocurre ahora con las pérdidas del dólar soja).
Para obtener datos más valiosos, se necesita consolidar los estados contables de las diferentes instituciones del sector público y una medición en tres unidades de cuenta distintas: valores corrientes (para visualizar los efectos monetarios), en dólares (para estimar el impacto en las cuentas externas) y en moneda constante (para medir su impacto patrimonial).
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*Este texto fue, en parte, copiado de https://www.infobae.com/ que a continuación se muestra el enlace para ver la nota completa … https://www.infobae.com/autor/enrique-blasco-garma
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Los valores nominales del balance del Banco Central parecerían mostrar que las advertencias son válidas; al 7 de noviembre el valor del stock total de esos instrumentos era de $9,2 billones (con un crecimiento de $4,2 billones en el año) y los intereses devengados se elevaron a $2,4 billones (por el crecimiento de la deuda y de la tasa de interés).
Cuando se comparan esos pagos de intereses con el resultado primario del sector público nacional (cerca de 1 billón en 10 meses) parecería que el déficit del BCRA es 2,5 veces más grande que el déficit primario reportado.
No obstante, la realidad es más compleja. La variación del patrimonio neto nominal del BCRA durante este período fue positiva en $879 mil millones, lo que implica que las alarmas dejan de lado el hecho que la entidad también tiene activos que devengan intereses y actualizaciones. Por lo tanto, la discusión debe incorporar el verdadero valor del debe y el haber de la hoja de balance.
Al mismo tiempo, la inflación distorsiona todas las mediciones. Medidos en valores de hoy el stock de esos instrumentos de deuda solo creció $186 mil millones, y la tasa implícita de interés sobre la deuda promedio fue el 37,4% (muy inferior a la tasa de inflación).
Adicionalmente, el Banco Central se benefició del impuesto inflacionario (la base monetaria cayó 2,2 billones en moneda constante). Claramente, el monto de los intereses está distorsionado por la tasa de inflación.
No obstante, la realidad es más compleja. La variación del patrimonio neto nominal del BCRA durante este período fue positiva en $879 mil millones, lo que implica que las alarmas dejan de lado el hecho que la entidad también tiene activos que devengan intereses y actualizaciones. Por lo tanto, la discusión debe incorporar el verdadero valor del debe y el haber de la hoja de balance.
Al mismo tiempo, la inflación distorsiona todas las mediciones. Medidos en valores de hoy el stock de esos instrumentos de deuda solo creció $186 mil millones, y la tasa implícita de interés sobre la deuda promedio fue el 37,4% (muy inferior a la tasa de inflación).
Adicionalmente, el Banco Central se benefició del impuesto inflacionario (la base monetaria cayó 2,2 billones en moneda constante). Claramente, el monto de los intereses está distorsionado por la tasa de inflación.
La mayor parte de la deuda pública está dolarizada, atada al dólar, o a la tasa de inflación, en parte a decisión de los acreedores. Pero el resultado fiscal no incluye los incrementos en el valor de ese pasivo, distorsionando aún más las cifras fiscales.
Por último, el supuesto “beneficio” del Banco Central al “licuar” su deuda con la inflación es justamente el impacto de la emisión que se desea evitar. Por ello, lo importante es medir cuales son los desequilibrios que contribuyen a la inflación. La única manera de medir estos desequilibrios es cuantificando el “déficit consolidado de inflación cero”, es decir consolidando los balances devengados de ambas instituciones, eliminando los efectos de la inflación sobre las cuentas. No es un cálculo sencillo, pero Ricardo Arriazu arriesga a que es mayor que el actual déficit primario del Tesoro, pero mucho menor que el que resultaría de adicionar al déficit del Tesoro los intereses de la deuda del BCRA.
Todas estas distorsiones se evitarían suprimiendo la inflación. Para eso, la condición necesaria es eliminar la emisión de pesos no demandada, evitar las importaciones innecesarias, controlar la salida de divisas y productos no declarados al exterior, como el caso de la Soja … que convirtió a Paraguay en productor … Más Control, Más Justicia y menos leliq.